Una nueva travesía para la familia hermano mayor

En las líneas encontré seguridad y en los colores la armonía.

Aquel  martes se convirtió en la más triste, pero emociónate comienzo para la familia.

Ha pasado un mes desde que mi hermano mayor llegó a casa para almorzar con su novia, después del trabajo.Aquella tarde tenían libre. Nadie en la familia se imaginó que en minutos una noticia cambiaría proyectos que estaban por culminarse. Hace 15 años atrás, cuando se ponían sobre la mesa los lápices de colores junto a la regla, se sobreentendía que era el momento de hacer los deberes de la escuela. Fue entonces cuando mi hermano, mayor con 8 años de diferencia, me gritaba desde el pasillo de la casa “Erika, vamos,es tarde y hay muchas líneas por hacer”. Con mi hermano mayor aprendí que no necesitaba de una regla – por más que la tuviera –  para unir los conceptos relacionados de la tarea. Entendía que con seguridad y decisión llegaría al objetivo. Además me enseñó a elegir los colores, pues, con el tiempo, sería la metáfora perfecta para definir la elección de mis decisiones.

La noche del 03 de agosto, a las 20:14 pm, en el cumpleaños número cincuenta de nuestra madre, mi hermano mayor sorprendió al presentar a su novia oficial delante de la familia a sus 28 años de edad. Fue una de las tardes que jamás se olvidaran puesto que fue tan sorpresivo. Entonces, entendí que era el momento de poner los pies en la tierra y darme cuenta que mi hermano mayor estaba a punto de emprender una de las etapas más extraordinarias de la vida.

Un año después, y como era costumbre, mi hermano salía los martes temprano del trabajo junto a su novia y llegaban a casa a almorzar.En la noche de aquel martes, mientras estaba conversando con mi mejor amigo por medio de WhatsApp; mi hermano mayor llamó a toda la familia a una reunión en la sala de la casa y junto a su novia, quien estaba nerviosa y con los ojos llorosos, al encontrarnos todos juntos – incluida nuestra mascota -pronunciaron lentamente: “Nos vamos a casar”, palabras que jamás me imaginé escuchar de alguien como mi hermano a quien aún lo veía como el niño grande queme cuidaba. Inmediatamente regresé a ver a mis padres y no salían del asombro,al punto que mi madre volvió a preguntar lo que sucedía, entonces respondieron“Estamos embarazados”. No existen aún palabras para describir aquella emoción de tristeza, nostalgia, alegría, enojo, orgullo que se sentí en ese momento de silencio, pues mi hermano se iba a casar y formar una familia junto a una persona que, ahora lo sé, complementa su mundo; siendo, así recordé cuando éramos niños y me decía que las líneas se trazan con seguridad y armonía para tener una vida tranquila y feliz, y sí,  él ya había tomado la decisión más segura de su vida. La reacción de mi madre fue lagrima tras lagrima al escuchar que su querido hijo mayor tendría un hogar,por otra parte, mi padre siempre trasmitió seguridad en cada instante y hasta lo festejó con un vino reservado para la Navidad, en cuento a nosotros como hermanos nos afectó mucho más pues y como lo dicen en la televisión, en aquellos documentales “Uno abandona la manada”, sin embargo, la felicidad fue plena y lo abrazamos hasta más no poder y le agradecimos por ser un buen ejemplo, desde el nivel ético y moral, hasta su etapa académica y profesional,un gran amigo, hijo y hermano. Ya solo faltan dos semanas para su boda y aun no lo asimilamos.

La admiración por un hermano mayor jamás se apagará. Mi hermano mayor, ahora, está lleno de alegría y entusiasmo, pues el ahora brilla bajo el lema de “Vamos a ser felices, no se preocupen”, frase que tranquiliza y resalta en su relación,pero sé, como su hermana que bajo esa seguridad existe el temor de no poder trazar la línea con exactitud, aunque él logrará con su misma seguridad corregir a tiempo cada momento, si fuese necesario, ya que diseñará una vida llena de colores armónicos que algún día sus hijos seguirán construyendo, tal ycomo lo trazaron nuestros padres, tal y como lo trazó él en nosotros sus hermanos. Nuestro querido hermano mayor, Diego Caiza.

Autora: Erika Priscila Caiza

Año 2018

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