Sara Velastegui, el debate de la libertad de expresión

Denunciar la corrupción la llevó a la cárcel

La universidad enseña a ser críticos con la sociedad y buscar la verdad de los fenómenos sociales. ¿Qué sucede cuando se es crítico de la propia universidad?

Sara Velastegui es el nombre de la estudiante que ha sido criticada y aplaudida por cuestionar a las autoridades de la Universidad Técnica de Ambato (UTA). El 28 de noviembre de 2018, el presidente Lenin Moreno la indultó de su condena de 40 días de prisión. Sin embargo, ¿Cuáles fueron los motivos para que desembocara en esta situación?

Velastegui era estudiante de sexto semestre de la carrera de Derecho. En abril, la joven publicó varios videos en su biografía de Facebook donde indicaba faltas en las actividades académicas, además de cuestionar el trabajo de los administrativos y docentes de la universidad.

El 3 de mayo se dio a conocer una denuncia presentada al rector Galo Naranjo López que señalaba “lo único que hace Sara Velastegui Mariño es tratar de sobresalir con denuncias falsas, hacer protagonismo en base a insultos, vejámenes e injurias”. Este alegato se utilizó para proceder a sancionar temporalmente a la estudiante.

El 16 de mayo, Velastegui puso una denuncia en el Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS) por las irregularidades en el alma mater ambateña. Para Carlos (nombre protegido), estudiante de décimo semestre, las peticiones de la joven estuvieron “fuera de contexto y con malos argumentos”.  Las publicaciones que Sara realizó tuvieron cuestionamientos similares, donde se plantea que “se debería pelear con fundamentos, ideas claras y respeto”. Ronny Reyes, estudiante de turismo, también señala que los comentarios “fueron bastante pasados de límite y que pudo haber sido más delicada o más elocuente, no tan agresiva (…)”.

El 13 de junio, la joven posteó un video en el que pedía revisar la contratación de Paulo Rodríguez como asesor en la UTA: “Es curioso porque es la misma persona quien participó para realizar una consultoría en la Universidad por $197 mil y que el día de hoy, él y toda su cúpula, es decir, la doctora Keren Jaramillo se encuentran trabajando en el rectorado.” 

El ingeniero Rodríguez fue presidente del Consejo de la Judicatura de Transición (CJT) del 2011 al 2013. No obstante, según un informe de la Contraloría, se reveló fallas de control interno en las inversiones de infraestructura de ese periodo.

En el video se manifiesta: “¿Qué hace la UTA en la Lucha contra la corrupción? Debería empezar por renunciar desde Galo Naranjo, Adriana Reinoso y todos sus asesores, como Paulo Rodríguez Molina, Keren Jaramillo, Ulloa Perugachi, Vizuete, Acosta, seguidos de Vargas Poaquiza, Medina, entre otros”. Esta publicación causó indignación a los administrativos, resolviendo el 20 de ese mes, presentar la expulsión definitiva de Sara Velastegui.

Las críticas que derivaron de estas declaraciones se relacionaron con la convocatoria a la marcha del 3 de octubre, denominada “Va por ti UTA”.  La finalidad de esta era “defender el honor (…) y exigir respeto a la institución”.  Omar Valencia refiere que “es verdad que la noticia había sido tocada por varios medios donde en titulares se colocaba en duda el «buen nombre» de la universidad. Me parece que la marcha fue más para ello que en contra del caso de Sara”.

Ante el polémico video se inició un proceso penal por “proferir injurias” contra Galo Naranjo, que concluyó el 16 de octubre. La Sala Penal de la Corte Provincial de Justicia de Tungurahua ratificó la condena a Sara Velastegui a 40 días de prisión, una multa de USD 386 y ofrecer disculpas públicas a la autoridad.

La joven planeaba entregarse el 27 de noviembre, después de su participación en Los Desayunos de 24 horas por Teleamazonas. Sin embargo, fue interceptada en su retorno a la ciudad y detenida. Un día después, el presidente Lenin Moreno dispuso el indulto.

El caso de Sara pone en cuestionamiento la libertad de expresión en el país. Además, se retoma el debate sobre los límites de una crítica a altos funcionarios y autoridades dentro de las instituciones educativas.

Escrito por: Wendy Armijos

Deja un comentario