MUERTE EN MANOS DEL “AMOR” por Karla Lalangui

Un femicidio que marcó la vida de la familia Alvarado ocurrió la tarde del 2 de septiembre del 2011. Carlos Zuleta estudiante de la Universidad Central del Ecuador, asesina a su conviviente delante de sus dos hijos y una sobrina que se encontraba en la casa.
Son aproximadamente las 18 horas de una día de septiembre, Elizabeth Alvarado sale de sus clases de inglés y escucha su teléfono celular sonar… hola Marisol ¿qué pasa?, fueron sus últimas palabras antes de que sintiera que su mundo acabase, pues seguido de esto solo escuchó gritos… ¡la mataron, la mataron, tu hija está muerta! Fueron estas las palabras que mi tía jamás podrá sacar de su cabeza, una de las maneras más crueles de enterarse que acabaron con la vida de su única hija. Sin poder si quiera hablar pidió ayuda a un policía motorizado, que la lleve al barrio donde vive su hija, pues no sabe que sucede, quiere creer que lo que escuchó es solo un mal entendido. 
Al llegar ya observa una ambulancia afuera de la casa donde vivía su hija, y al correr hacia el lugar, solo se encuentra con una escena llena de sangre, pero a Andrea no está, pues ya fue metida a la ambulancia con rumbo a la morgue, ya no había nada que hacer, los signos vitales de su hija no tenían respuestas.
Pensó entonces en sus nietos, y los buscó en el primer lugar que se le ocurrió, la casa de su consuegra, y efectivamente estaban allí, los dos pequeños con Helen, su prima que llevaba puesto un vestido blanco pero estaba mojado y tenía manchas de sangre, empezó a relatar a su corta edad lo que pudo ver, el femicidio de su madrina, los gritos y la desesperación que vivió. 
Andrea Aidee Salinas Alvarado, madre de dos pequeños varones, mujer alta, con test trigueña, su cabello rizado, y ojos que reflejan un tipo de angustia y amor al mismo tiempo, llega a su domicilio después de un día de compras con su madre, se acercaba la fecha de entrada al preescolar y tenían que adquirir todo lo necesario para la pequeña Helen de 4 años, hija de su tía Marisol Alvarado que vivió con ella desde sus primeros meses de vida. -Mi madrina quería bañarse- relata la pequeña. Todo señala que Andrea, mi prima, mientras dejaba que el agua en las ollas hirviera, ella se bañaría, entró al baño, junto con Helen y llamó a su madre, quería una excusa para salir de su casa, pues ya estaba en problemas con su pareja sentimental por haber salido a comprar. Al cerrar el teléfono, Carlos Humberto Zuleta Medina a gritos le dijo que saliera, pues su hijo menor Derek se había caído y estaba llorando, Andrea salió corriendo a auxiliarlo, él le quitó al pequeño y lo dejó en el cuarto, fue ahí, cuando el ya condenado tomó un cuchillo y empezó con la masacre. La cocina fue el lugar de los hechos, pero había sangre por todos lados del domicilio. 
Helen termina su relato contando que estaba mojada porque su tío, el asesino, al ella gritar por lo que vivía mientras mataban a su madrina, él la tomo en brazos y la metió en la ducha queriendo acabar con su vida, pero ella dice : – puse mis manitos, como cuando voy a hablar con Diosito y le pedí que no me haga nada, que ya no lloraría- fue en ese momento cuando Carlos la sacó de la ducha y el aprovechó para limpiar la sangre que tenía encima, poner una sábana sobre el agonizante cuerpo de la madre de sus dos hijos, tomar a los 3 niños y huir.
El cuerpo de Andrea fue encontrado en el patio de su hogar, semidesnudo, pues ella se iba a duchar. Los peritos afirman que las marcas de sangren señalan que Andrea se arrastró desde la cocina, hasta el patio, donde se desangró unos minutos después que llegara la policía, a causa de las múltiples heridas que el hombre a quien ella amaba y escogió para ser su acompañante, de quien menos esperaba ser lastimada le quito la vida delante de sus descendientes. Con su último aliento miró al policía Oswaldo Wellington respondiendo su nombre, a lo que él le respondió con una pregunta- ¿Quién te hizo esto? Y ella no acusó a su amado, solo pidió ayuda. –Quiero que me ayuden- y respiró por última vez. 
Viernes 2 de Septiembre del 2011, un día que jamás olvidaremos, pues nadie espera que la muerte llegue así. Y menos en manos del “amor”.

CONCLUSIÓN
El condenado a 12 años de prisión cuenta como huye de su ex hogar, después del monstruoso asesinato a su ex conviviente. Luego de tapar con una sábana al cuerpo de la madre de sus hijos, sale del lugar del crimen, duchado y cambiado, rumbo a la casa de su madre, y “después iría a buscar ayuda a un hospital”, deja ahí a los pequeños y huye, 3 años después es capturado en Guayaquil, cuando se encontraba en una cita con su novia, una joven cristiana. El GIR, le pidió sus documentos y al verificar que era uno de los más buscados de Pichincha lo llevan preso. 

Deja un comentario