Cinco días sin preocupaciones.
La Facultad de Comunicación Social de la UCE, todos sus semestres dedica una semana de actividades optativas, en la que participan los estudiantes. Son talleres impartidos por los mismos docentes e incluso, se contrata a personas ajenas a la Facultad para que dicten estas clases. Durante estos días, los estudiantes rompen su rutina de sus clases y según el taller al cual acudan, pueden pasar los cinco días más tranquilos del semestre, o continuar con el estrés diario.
La semana de talleres decidí no madrugar, por lo que el taller que seleccione, fue en la jornada vespertina.El lunes 12 de noviembre, iniciaban estas actividades obligatorias, que acortan las clases y vuelven al segundo hemisemestre difícil para poder recuperarse. El taller de Teoría de la Imagen, al que yo asistí, empezaba a las 15h00 y trataba sobre imaginarios y antropología de la capital. Durante esa semana, salía de mi casa aproximadamente a las 13h30, y tomaba el bus Condorvall, para dirigirme hacia la Facultad. Lo que despertó curiosidad en mí, fue que en la descripción de aquel taller se mencionaba que se llevaría a cabo fuera de las aulas, por lo que pensé: ¿Dónde sería el punto de encuentro para aquel día y los subsiguientes?
El lunes yo había llegado a la facultad a las 14h30, como no conocía quien era el docente que iba a dirigir ese taller, esperé en el primer piso de la Facultad, hasta encontrarme con algún compañero que estuviera en el mismo taller. Aproximadamente a las 15h00, vi a mi amiga Jennifer llegar.Días atrás ambas quedamos de acuerdo en tomar juntas ese taller. El docente, Diego Velasco. Había pedido a los estudiantes de su taller, que se agruparan en el patio central de la Facultad para dar inicio a sus clases. De primera instancia se me hizo extraño recibir clases en el patio. Conforme el docente daba instrucciones de lo que realizaremos, repartió a cada estudiante 10 fotografías, para socializar nuestras interpretaciones. Durante las siguientes clases, repartió de igual manera, 10 fotos más, para la elaboración de una bitácora al finalizar el taller, anexada de 10 imágenes de nuestra autoría. Recorrimos varios lugares dentro de la Universidad, y todos los sitios a donde nos dirigíamos iban acompañados de una explicación por parte del profesor. El mismo que nos habló sobre: puntos nodales, paraidolias, ruta de monolitos, entre otras cosas que desconocíamos de Quito.El día miércoles fuimos al mercado Santa Clara. El profesor pidió que conformáramos grupos de cuatro personas y recorriéramos los interiores de aquel mercado. Adicional a eso, planteo tres preguntas, que debíamos socializar con las personas que trabajan ahí. A mi grupo conformado por: Jennifer, Erika, y Dennis nos mencionó las siguientes preguntas:
- La primera pregunta es ¿Quién era Santa Clara y porque este mercado se llama Santa Clara? ¿Qué relación existe, y porque existe esa santidad en un mercado?
- La segunda es ¿Cuantos altares existen aquí en el mercado, pero sobre todo cual es el principal?
- Y la tercera pregunta es buscar a las hierbateras y pedirles consejos acerca de plantas cuando da espanto y cuáles son los síntomas del espanto, además de cuáles serían las plantas dulces o agrias vinculadas a su curación.
Empezamos el recorrido por dicho lugar. Al ingresar por la puerta central un sinnúmero de olores se desprendían de las ollas de las cocineras. En este, se podía observar una diversidad de puestos. Desde el sitio destinado a las comidas, hasta la confitería dentro del mismo. Contamos aproximadamente 4 altares, y observamos al altar central en honor a la virgen de la Dolorosa. Consultamos con una señora hierbatera, que prefirió no dar su identidad, sobre la tercera pregunta referente al espanto. Ella nos enumeró las plantas que se utilizaban para la curación del mismo:
- Haber dijo: la ortiga, y la santa María, y la chilca, y el marco, y el sauco, y el romero y el eucalipto, y la manzanilla, olivo y el laurel.
- Finalmente respondiendo las tres preguntas, socializamos con el profesor. Y así culminamos un día más de ese taller.
Durante los cinco días de duración de estas actividades, recorrimos varios sitios de la capital y comprendimos su valor histórico y tradicional. Para finalizar este taller, realizamos una bitácora, recopilando. Además tuvimos que crear una página en Facebook y subir todas nuestras fotografías del taller.
CONCLUSIÓN
Estos cinco días, son bien aprovechados por los estudiantes que toman talleres de su interés. Pero lamentablemente, la mayoría representan una pérdida de horas clases. Se deberían impartir estas actividades durante las vacaciones como una materia extra. Mi experiencia durante este taller, fue enriquecedora para mi conocimiento sobre la capital y mucho más sobre los conceptos que se deben tomar en cuenta al momento de analizar una imagen. Pero como toda excursión requiere de gastos, considero que deberían aportar con todos los recursos la Facultad, para la realización de esta actividad.