LAS TRADICIONES DE FIN DE AÑO EN QUITO SE VAN PERDIENDO

 Muchos dicen que es muy duro mantener las tradiciones dentro de una sociedad y Quito está siendo víctima de que desaparezcan poco a poco sus tradiciones.  
 Los monigotes, juegos pirotécnicos, las viudas, la música, la cena entre otros, son tradiciones que caracteriza a Quito, Carita de dios ,pero, poco a poco se ha ido perdiendo las tradiciones culturales a través de las generaciones, que acompañadas de la tecnología y demás corrientes actuales, son las culpables de que el consumismo sea el que minimice las tradiciones culturales.   
Fernando Ortiz, quiteño de 44 años de edad, vive en uno de los barrios populares de Quito como es, “La Tola”  nos cuenta que  las fiestas de los años viejos es una expresión sociocultural arraigada en la vida de los ecuatorianos. Jorge Sánchez peruano de nacimiento pero se ha criado ya 35 de sus 47 años en Quito, nos cuenta que, el último día del año, en nuestro país se celebra un ritual de fuego que representa la muerte o culminación de un ciclo y el nacimiento de otro. Mónica Proaño, quiteña de 42 años de edad nos cuenta que cuando tenía 15 años era muy atractivo todo que en los barrios, calles, avenidas,  lugares públicos de la capital, las personas se reúnen y en medio de abrazos y manifestación de buenos deseos, cuentan los minutos para que termine el año y quemar entonces al Año Viejo, mientras expresan su intención de dejar atrás los momentos negativos y sostenerse en la esperanza de un nuevo año más propicio y favorable. Así mismo nos expresa, William Proaño de 37 años de edad, residente del barrio “Solanda” de la ciudad de Quito  que se va perdiendo las tradiciones, ya que cada uno toma un diferente camino, compran el año viejo en vez de hacerlo con su familia, ya que antes se reunía la familia para poder  hacer el “viejo”, y después la cena de la misma manera para así reconstruir la armonía de la familia, pero esto se va perdiendo ya que la tecnología se va apoderando de cada una de nuestras mentes, nos hace más consumistas e independientes de todo, lo que hace que seamos egoístas con nuestras raíces. Mauricio Rosero, de 38 años de edad, nos abre su memoria a pensar sobre su origen que  se pierde en el tiempo, esta tradicional fiesta no ha permanecido estática, sino que ha sabido adaptarse a las condiciones actuales , nos cuenta que los testamentos con los viejos se va perdiendo esas tradiciones ya que el monigote compran en cantidades económicas muy altas, ya que antes se le retrataba a la familia o a una persona en lo particular para que se pueda mejorar la suerte de la persona que es parte del monigote, la unión en la familia se va perdiendo ya que no se encuentra motivo para hacer una despedida de 31 de diciembre si no es solo la mofa.  Nadia Palacios de 42 años de edad, considera que antes, eran muy bonitos los fines de año, pero ha cambiado hoy en día ya que donde ella vive, en la avenida la prensa, era lleno de bailes, viudas, monigotes, y más, pero dejándose llevar por el consumismo, las fechas ya no son las mismas. Katherine Narváez, quiteña de 37 años de edad, prácticamente nos cuenta que “Ya que el espíritu de lo que es 31 de diciembre se va perdiendo.” Dicen que San Pedro se confabula con Quito para que el «viejo» pueda agonizar en paz, para que en su inmolación y muerte, le rindamos los honores ceremoniosos que la fecha requiere. (El comercio, última edición del año 2018) El fin de Año es una de las más esperadas en nuestro país, de ella participan personas de todas las edades pero ya no por el momento espiritual que este brinda, sino mas bien por el consumismo y la forma en la que la gente cae en la cháchara, cantinfladas y burla de este, como Mauricio Rosero nos puede contar, antes la viuda lloraba y mas no bailaba canciones de moda para caer en el morbo. Remate rotundo Y así con el pasar de los años las tradiciones se van perdiendo y los encargados de tratar de recogerlas, serán las nuevas generaciones que mantengan sus raíces en  mente para poder conservar la tradición cultural de fin de año en los próximos años.
Y así podemos decir que las tradiciones en Quito se van perdiendo ya que desde los monigotes ya no se realizan con el espíritu de unión familiar y aun mas las viudas, son  solamente considerados como escenarios comerciales para fomentar el consumismo junto a los juegos pirotécnicos y otras cosas más, las nuevas generaciones son las encargadas de tratar de que estas tradiciones resurjan y así no se pierdan por completo.

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